Página 222 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
peligro de ser vencidos en la lucha con los agentes satánicos. ¿Los
pasaréis por alto sin ofrecerles ayuda? Si veis un alma que necesita
ayuda, entablad conversación con ella aun cuando no la conozcáis
orad con ella. Conducidla a Jesús.
Esta obra incluye tan ciertamente al médico como al predicador.
Por esfuerzos públicos y privados, el médico debe tratar de ganar
almas para Cristo esforzándose tanto pública como privadamente.
En todas nuestras empresas e instituciones se debe reconocer a
Dios como el Artífice maestro. Los médicos deben ser sus represen-
tantes. La fraternidad médica ha hecho muchas reformas, y tiene que
seguir progresando. Los que tienen en sus manos la vida de los seres
humanos deben ser educados, refinados, santificados. Entonces el
Señor obrará por medio de ellos para glorificar su nombre.
* * * * *
La obra de Cristo en favor del paralítico ilustra la manera en que
debemos trabajar. Este hombre, por intermedio de sus amigos, había
oído hablar de Jesús, y pidió que lo llevaran a la presencia del gran
Médico. El Salvador sabía que el paralítico había sido torturado por
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las sugerencias de los sacerdotes, de que a causa de sus pecados Dios
lo había desechado. Por lo tanto, su primer paso consistió en dar paz
a su espíritu. “Hijo—dijo—, tus pecados te son perdonados”. Esta
seguridad llenó su corazón de paz y gozo. Pero algunos de los que
estaban presentes empezaron a murmurar diciendo en su corazón:
“¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?” Entonces, para
que supieran que el Hijo del hombre tenía poder para perdonar los
pecados, Cristo dijo al enfermo: “Levántate, toma tu lecho, y vete a
tu casa”.
Marcos 2:5-11
. Así demostró el Salvador que unía la obra
de predicar a la de sanar.
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