Página 26 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
fervor en impartir a otros las verdades que Dios ha dado para este
tiempo. Nunca nos excederemos en nuestro fervor.
El corazón de Dios está conmovido. Las almas son muy precio-
sas a su vista. Cristo lloró en agonía por este mundo; fue crucificado
por él. Dios entregó a su Hijo unigénito para salvar a los pecado-
res, y desea que amemos a los demás como él nos amó. Desea ver
que quienes tienen el conocimiento de la verdad lo impartan a sus
semejantes.
Ahora es cuando tenemos que presentar la última amonestación.
La presentación de la verdad en estos momentos va acompañada por
un poder especial. Pero, ¿cuánto tiempo durará esto? Tan sólo un
poquito. Si alguna vez hubo una crisis es ahora.
Todos están decidiendo hoy su destino eterno. Es necesario
despertar a la humanidad para que comprenda la solemnidad del
momento, la proximidad del día cuando terminará el tiempo de
gracia para los seres humanos. Deben hacerse esfuerzos definidos
para presentar a la gente en forma impactante el mensaje para este
tiempo. El tercer ángel ha de avanzar con gran poder. Que nadie
ignore esta obra, ni la trate como si tuviera poca importancia.
La luz que hemos recibido acerca del mensaje del tercer ángel
es la luz verdadera. La marca de la bestia es exactamente lo que
ha sido proclamado. No se comprende todavía todo lo referente a
este asunto, ni se comprenderá hasta que se abra el rollo; pero se ha
de realizar una obra muy solemne en nuestro mundo. La orden del
Señor a sus siervos es: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza
tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa
de Jacob su pecado”.
Isaías 58:1
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No debe haber cambio en los rasgos generales de nuestra obra.
Ha de permanecer tan clara y distinta como la profecía la ha hecho.
No podemos entrar en ninguna alianza con el mundo suponiendo
que al hacerlo podríamos lograr más. Si alguien obstaculiza el ca-
mino para impedir el progreso de la obra en los ramos que Dios
ha establecido, desagradará a Dios. Es preciso no debilitar ningún
aspecto de la verdad que ha hecho al pueblo adventista del séptimo
día lo que es. Tenemos los antiguos hitos de la verdad, la experiencia
y el deber, y debemos permanecer firmes en la defensa de nuestros
principios ante del mundo.