El premio del servicio
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tus amigos y cómodo hogar, y viniste a enseñarme cómo encontrar a
Jesús y creer en él como el único verdadero Dios. Destruí mis ídolos
y adoré a Dios, y ahora lo veo cara a cara. Estoy salvo, para siempre
salvo para contemplar por la eternidad a quien amo. Entonces lo
veía con el ojo de la fe, mas ahora lo veo como es él. Puedo expresar
mi gratitud por su misericordia redentora a Aquel que me amó y me
lavó de mis pecados en su propia sangre”.
Otros expresarán su gratitud a los que alimentaron al hambriento
y cubrieron al desnudo. “Cuando la desesperación envolvió mi alma
en incredulidad, el Señor te envió a mí”, dicen ellos, “para que dijeras
palabras de esperanza y consuelo. Me llevaste alimentos para mis
necesidades físicas, y me enseñaste Palabra de Dios, haciéndome
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consciente de mis necesidades espirituales. Me trataste como a un
hermano. Simpatizaste conmigo en mis aflicciones y restauraste mi
alma magullada y herida para que pudiera asirme de la mano de
Cristo, que se extendía para salvarme. Pacientemente me enseñaste
en mi ignorancia que tenía un Padre en el cielo que se preocupaba
por mí. Me leíste las preciosas promesas de la Palabra de Dios.
Inspiraste en mí la fe de que Jesús me salvaría. Mi corazón se
enterneció, subyugado, quebrantado a medida que contemplaba el
sacrificio que Cristo hizo por mí. Llegué a sentir hambre por el pan
de vida, y la verdad fue preciosa para mi alma. Aquí estoy salvo,
eternamente salvo para alabar a Aquel que dio su vida por mí”.
¡Qué regocijo habrá cuando estos redimidos se encuentren con
los que se preocuparon por ellos! Y los que vivieron, no para com-
placerse a sí mismos, sino para ser una bendición para el infortunado
que tiene tan pocas bendiciones, ¡cuán viva será la emoción que
inundará sus corazones de satisfacción! Comprenderán esta prome-
sa: “Serás bienaventurado; porque no te podrán recompensar: pero
te será recompensado en la resurrección de los justos”.
Lucas 14:14
.
“Entonces te deleitarás en Jehová y yo te haré subir sobre las alturas
de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque
la boca de Jehová lo ha hablado”.
Isaías 58:14
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* * * * *
“No temas... yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera
grande”.
Génesis 15:1
.