Página 288 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
a ser “irreprensibles y sencillos”, a resplandecer “como luminares
en el mundo; asidos de la palabra de vida; para que en el día de
Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano
he trabajado”.
Filipenses 2:15, 16
.
Cada impulso del Espíritu Santo para guiar a los hombres al bien
y a Dios queda registrado los libros del cielo, y en el día de Dios,
todos los que han actuado como instrumento para la obra del Espíritu
Santo, se les permitirá contemplar lo que su vida ha realizado.
La viuda pobre que depositó sus dos blancas en la tesorería
del Señor, ignoraba las consecuencias de lo que estaba haciendo.
Su ejemplo de abnegación ha surtido efecto una y otra vez sobre
miles de corazones en todas partes y en todo tiempo. Ha traído
a la tesorería del Señor ofrendas tanto del encumbrado como del
humilde, del acaudalado como del pobre. Ha ayudado a sostener
misiones, establecer hospitales, alimentar a los hambrientos, vestir a
los desnudos, sanar al enfermo y predicar el Evangelio a los pobres.
Multitudes han sido bendecidas a través de su desprendida acción.
Y en el día de Dios, a ella se le permitirá ver la influencia que tuvo
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su acto. Lo mismo será con la valiosa ofrenda de María Magdalena
al Señor. ¡Cuántos han sido inspirados hacia el servicio amante al
recordar el vaso de alabastro roto! ¡Y cuán grande será el regocijo
de ella cuando contemple los resultados!
Será maravillosa la alegría cuando se revelen sus afanes y des-
velos con sus preciosos resultados. ¡Cuán grande será la gratitud
de las personas que se reunirán con nosotros en las cortes celestia-
les cuando comprendan el tierno y amante interés manifestado en
su salvación! Para Dios y al Cordero serán la alabanza, la honra y
la gloria por nuestra redención; pero no se disminuirá la gloria de
Dios al expresar gratitud a los que han sido sus instrumentos en la
salvación de las personas que estaban a punto de perderse.
Los redimidos encontrarán y reconocerá a las personas cuya
atención dirigieron hacia el exaltado Salvador. ¡Qué santa conver-
sación sostienen con estas personas! Dirán: “Yo era un pecador sin
Dios y sin esperanza en el mundo, y te acercaste a mí, y dirigiste
mi atención hacia el precioso Salvador como mi única esperanza.
Y yo creí en él. Me arrepentí de mis pecados y fui capacitado para
sentarme con sus santos en los lugares celestiales junto a Cristo
Jesús”. Otros dirán: “Yo era pagano en tierras paganas. Tú dejaste