Página 293 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

Basic HTML Version

La importancia del colportaje
289
trar a tales personas y muchas personas a causa del prejuicio, no
conocerán la verdad a menos que alguien la llevea sus casas. Existe
una clase de obra especial que el colportor puede realizar con mejor
éxito que otros en sus visitas de casa en casa. Puede familiarizarse
con la gente y comprender sus verdaderas necesidades; también pue-
de orar con ella y señalarle al Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo. Así se preparará el camino para que el mensaje especial
pare esto tiempo impresione sus mentes.
Hay una gran responsabilidad sobre el colportor. Debiera ir a su
trabajo preparado para explicar las Escrituras. Si pone su confianza
en el Señor mientras va de lugar en lugar, los ángeles de Dios estarán
a su alrededor para ayudarle a hablar con palabras que infundan luz,
esperanza y valor a muchas almas.
El colportor debe recordar que tiene la oportunidad de sembrar
en todo terreno. Mientras vende los libros que contienen la verdad,
recuerde que está haciendo la obra de Dios, y que todo talento debe
emplearse para gloria de su nombre. Dios estará con todo el que
desea conocer la verdad para presentarla claramente a otros. Dios ha
hablado con sencillez y claridad: “Y el Espíritu y la Esposa dicen:
Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga”.
Apocalipsis
22:17
. Debemos instruir sin tardanza a quienes lo necesitan, para
llevarlos al conocimiento de la verdad como está en Jesús.
[317]
Las ovejas perdidas del redil de Dios están esparcidas por todo
lugar, y se está descuidando la obra que tendría que hacerse en su
favor. Por la luz recibida, sé que debiera haber cien colportores
donde hay uno. Debería animarse a los colportores a hacer esta clase
de obra; no a vender libros con historias, sino a presentar al mundo
los libros que contienen la verdad más importante para este tiempo.
Salgan los colportores con la Palabra del Señor, recordando que
los que obedecen los mandamientos y enseñan a otros a obedecerlos
serán recompensados al ver las almas convertirse; y un alma verda-
deramente convertida traerá otras a Cristo. Así entrará la obra en
nuevos territorios.
Ha llegado el tiempo en que los colportores deben hacer una gran
obra. El mundo está dormido y, como atalayas, deben proclamar la
amonestación para advertir a los que duermen del peligro en que se
encuentran. Las iglesias no conocen el tiempo de su visitación. Con
frecuencia la mejor manera como pueden aprender la verdad, es por