Página 294 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

Basic HTML Version

290
Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
los esfuerzos del colportor. Los que salen en nombre del Señor son
sus mensajeros para dar a las multitudes que están en las tinieblas y
el error, las gratas nuevas de la salvación en Cristo, en obediencia a
la ley de Dios.
Se me ha revelado que aun donde la gente puede escuchar a
un predicador, el colportor debe realizar su obra en colaboración
con el ministro; porque aunque el predicador presente fielmente el
mensaje, la gente no lo puede retener todo. La página impresa es por
lo tanto esencial, no sólo para despertarlos y hacerles comprender
la importancia de la verdad para este tiempo, sino para arraigarlos
y fundamentarlos en ella y afirmarlos contra los errores engañosos.
Los libros y periódicos son los medios dispuestos por el Señor para
mantener constantemente delante de la gente el mensaje para este
tiempo. En lo que concierne a instruir y confirmar a la gente en la
verdad, las publicaciones harán una obra mayor que la que puede
hacer el ministerio de la palabra hablada por su propia cuenta. Los
mensajeros silenciosos que se colocan en los hogares de la gente
por la obra del colportor, de todas maneras fortalecerán la obra
[318]
del ministerio evangélico, porque el Espíritu Santo impresionará la
mente de los que lean los libros, así como impresiona la mente de
los que escuchan la predicación de Palabra. El mismo ministerio de
los ángeles que acompaña la obra del predicador, acompaña también
a los libros que contienen la verdad.
* * * * *
Las noticias de todo esfuerzo exitoso de nuestra parte para des-
pejar las tinieblas y difundir la luz y el conocimiento de Dios y de
Jesucristo, el Enviado, son llevadas al cielo. El acto conmueve a los
principados y las potestades, y despierta la simpatía de todos los
seres celestiales.
* * * * *
“Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo
Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de
su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de Cristo en
los que se salvan, y en los que se pierden; a estos ciertamente olor