Página 300 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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El colportor es un obrero evangélico
El colportor inteligente, que teme a Dios y ama la verdad, debe
ser respetado, porque ocupa una posición igual a la del ministro
evangélico. Muchos de nuestros ministros jóvenes y los que se están
preparando para el ministerio, si estuviesen verdaderamente conver-
tidos, harían mucho bien trabajando en el colportaje. Al encontrarse
con la gente y presentarle nuestras publicaciones, adquirirían una
experiencia que no pueden obtener sólo por medio de la predicación.
Mientras fueran de casa en casa hablando con la gente, llevarían
consigo la fragancia de la vida de Cristo. Al esforzarse por bendecir
a otros, ellos mismos serían bendecidos; obtendrían experiencia a
través de la fe; aumentarían en gran manera su conocimiento de
las Escrituras; y aprenderían continuamente cómo ganar almas para
Cristo.
Todos nuestros ministros deben considerar conveniente llevar
consigo libros y colocarlos dondequiera que vayan. Un ministro
puede dejar un libro con la familia donde se hospeda, vendiéndolo o
regalándolo. Esto se hacía mucho en los comienzos del mensaje. Los
ministros actuaban como colportores y los recursos que obtenían
de la venta de los libros se usaban para ayudar al progreso de la
obra en lugares donde más se necesitaba. Entonces pueden hablar
con conocimiento de causa, porque han tenido experiencia en ese
trabajo.
Nadie piense que empequeñece el Evangelio al dedicarse al
colportaje como medio de comunicar la verdad a la gente. Al hacer
esta obra se debe trabajar como trabajó el apóstol Pablo, quien dice:
“Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el
tiempo, desde el primer día que entré en Asia, sirviendo al Señor
con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han
venido por las asechanzas de los judíos; y como nada que fuese útil
he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas,
testificando a los judíos y a los gentiles acerca del arrepentimiento
para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”.
Hechos
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