Reavivamiento del colportaje
Se me recuerda constantemente la importancia del colportaje.
Últimamente no se le ha infundido a esta obra la vida que una vez
le dieron los obreros que hicieron de ella su especialidad. Se sacó a
los colportores de su obra evangelizadora para que se dedicasen a
otros trabajos. Esto no debiera ser. Muchos de ellos, si estuviesen
verdaderamente convertidos y consagrados, podrían hacer más en
este ramo que en cualquier otro para presentar a la gente la verdad
para este tiempo.
La Palabra de Dios nos muestra que el fin se acerca. Hay que
amonestar al mundo, y como nunca antes debemos trabajar para
Cristo. Se nos ha confiado la obra de amonestación. Debemos ser
conductos de luz para la gente e impartir a otros la que recibimos
del gran Portaluz. Las palabras y las obras de todos los hombres
serán probadas. No seamos negligentes ahora. Lo que debe hacerse
para amonestar al mundo tiene que hacerse sin demora. No dejemos
languidecer la obra del colportaje. Preséntense a tantas personas
como se pueda, los libros que contienen la luz sobre la verdad
presente.
Los presidentes de nuestras asociaciones, y otras personas con
cargos de responsabilidad, tienen un deber que cumplir para que los
diferentes ramos de nuestra obra reciban igual atención. Se han de
educar y adiestrar colportores para hacer la obra indispensable de
vender los libros sobre la verdad salvadora que la gente necesita. Es
necesario que se dediquen a esta obra hombres de profunda expe-
riencia cristiana, de mente bien equilibrada, fuertes y bien educados.
El Señor desea que quienes hacen este trabajo sean capaces de ins-
truir a otros, que puedan despertar en jóvenes promisorios, de uno y
otro sexo, interés en este ramo de la obra, y animarlos a entrar en el
colportaje. Algunos tienen el talento, la educación y la experiencia
que los habilitaría para preparar a los jóvenes para el colportaje de
tal manera que se lograse mucho más de lo que se logra ahora.
[332]
303