Ampliación de la obra en el extranjero
Recibí este breve mensaje en horas de la noche para que lo comu-
nique a las iglesias que conocen la verdad: “Levántate, resplandece;
porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”.
Isaías 60:1
.
Las palabras del Señor registradas en (
Isaías 54
) son para noso-
tros: “Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones
sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus
estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquier-
da; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades
asoladas. No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences,
porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de
tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria.
Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nom-
bre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será
llamado”
Isaías 54:2-5
.
Las palabras que Jesús dirigió a sus discípulos también son para
nosotros: “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que
llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los
campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe
salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce
juntamente con el que siega”.
Juan 4:35, 36
.
El pueblo de Dios tiene por delante una enorme obra que reali-
zar, una obra que debe destacarse continuamente y alcanzar mayor
prominencia. Debemos llevar a cabo una obra mucho más extensa
en nuestro trabajo misionero. Es preciso que actuemos con mayor
determinación que hasta ahora, antes de la venida de nuestro Señor
Jesucristo. El pueblo de Dios no debe cesar en su trabajo hasta que
haya abarcado el mundo entero.
La viña es el mundo entero, y hay que trabajar en todas partes.
Hay lugares que ahora son un desierto moral, y que tienen que
convertirse en jardines del Señor. Es necesario cultivar los lugares
desolados de la tierra para que puedan reverdecer y florecer como
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