Página 31 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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La obra para este tiempo
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grandemente. Que no quede nadie sin ser amonestado. Podríamos
estar en el lugar de las pobres almas que yerran. Podríamos haber
sido colocados entre los bárbaros. De acuerdo con la verdad que
hemos recibido en mayor medida que los demás, tenemos una deuda
para compartirla con ellos.
No hay tiempo que perder. El fin está cerca. Los viajes de un
lugar a otro para difundir la verdad pronto se verán rodeados de
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peligros a diestra y siniestra. Aparecerán toda clase de obstáculos
en el camino de los mensajeros del Señor, para que no puedan
llevar a cabo lo que les es posible hacer ahora. Debemos mirar
bien de frente nuestra obra y avanzar tan rápidamente como sea
posible en una guerra agresiva. Por la luz que Dios me ha dado,
sé que las potestades de las tinieblas están obrando con intensa
energía desde abajo, y con paso furtivo Satanás está avanzando para
sorprender a los que duermen, como un lobo que se apodera de su
presa. Tenemos amonestaciones que podemos presentar ahora y una
obra que podemos hacer; pero será más difícil de realizarla antes de
lo que imaginamos. Que Dios nos ayude a mantenernos donde brilla
la luz, a trabajar con nuestros ojos fijos en Jesús nuestro caudillo, y
a avanzar con paciencia y perseverancia hasta alcanzar la victoria.
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