La hospitalidad
La Biblia atribuye mucha importancia a la práctica de la hospita-
lidad. No sólo ordena la hospitalidad como un deber, sino ademas
presenta numerosos ejemplos del ejercicio de esta gracia y las ben-
diciones que reporta. Entre ellos se destaca el caso de Abraham.
En el libro de Génesis, encontramos al patriarca de Mamre des-
cansando a la sombra de las encinas durante la cálida tarde veraniega.
Tres viajeros se acercan. No solicitan albergue ni favor alguno; pero
Abraham no les permite seguir su viaje sin refrigerio. El patriarca
es un anciano digno y rico, muy honrado, y acostumbrado a dar
órdenes; sin embargo, al ver a los forasteros “salió corriendo de la
puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra”. Dirigiéndose
hacia el que encabezaba el grupo, dijo: “Señor, si ahora he hallado
gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo”.
Génesis
18:2, 3
. Él mismo trajo agua para que pudieran lavarse el polvo que
había ensuciado sus pies durante el viaje; eligió la comida y dispuso
su preparación. Mientras ellos descansaban a la fresca sombra, su
esposa Sara preparó los alimentos y Abraham permaneció respe-
tuosamente junto a ellos mientras disfrutaban de su hospitalidad.
Les manifestó esta bondad simplemente como a viajeros comunes,
como a forasteros a quienes tal vez no volvería a ver. Pero terminado
[344]
el agasajo, sus huéspedes se dieron a conocer. Abraham no sólo
había atendido a ángeles celestiales, sino a su glorioso Comandante,
Creador, Redentor y Rey. Entonces se le revelaron los secretos del
cielo, y lo llamaron “amigo de Dios”.
Lot, sobrino de Abraham, aunque se había establecido en Sodo-
ma, poseía el mismo espíritu bondadoso y hospitalario del patriarca.
Cuando al anochecer vio a los forasteros en la puerta de la ciudad,
y como conocía los peligros que con toda seguridad los asediarían
en ese lugar impío, insistió en llevarlos a su casa. No pensó en el
peligro que correrían él y los suyos. Era parte de su vida proteger
a los que estaban en peligro y cuidar de los que no tenían hogar;
el acto bondadoso realizado en favor de dos viajeros desconocidos
316