Página 35 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Ampliación de la obra en el extranjero
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que se les envíe luz. Los centinelas del Señor deberán hacer guardia
sobre las murallas de Sión y dar la advertencia: “La mañana viene y
también la noche”, la noche cuando nadie puede obrar. Mientras los
ángeles sostienen los cuatro vientos, el mensaje debe entrar en cada
lugar en Australia, tan pronto como sea posible.
El fortalecimiento de la obra en los países de habla inglesa,
pondrá al alcance de nuestros obreros una influencia cien veces
mayor que la que han logrado para plantar el estandarte de la verdad
en muchos otros países.
Mientras procuramos trabajar en estos campos desatendidos,
desde países lejanos llega el clamor: “Ven y ayúdanos”. Estos países
no son fáciles de alcanzar y no están tan preparados para la cosecha
como lo están los campos más cercanos a nosotros; pero no hay que
descuidarlos.
Me ha sido revelada recientemente la pobreza de las naciones
de África. Los misioneros enviados desde Estados Unidos a las
naciones africanas han sufrido y están sufriendo por carencia de lo
necesario para vivir. Los misioneros de Dios que llevan el mensaje
de misericordia a las tierras paganas, no están siendo sostenidos en
sus trabajos en forma apropiada.
Nuestros hermanos no han discernido que al ayudar al progreso
de la obra en el extranjero, están ayudando a la obra en su propio
país. Aquello que se da para iniciar la obra en un lugar, resulta en el
fortalecimiento de esta en otros. Cuando los obreros son liberados
de los impedimentos causados por la escasez, sus esfuerzos pueden
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expandirse; a medida que la gente sea llevada a la verdad y se
establezcan iglesias, las finanzas aumentarán. Muy pronto estas
iglesias podrán llevar a cabo no solamente la obra dentro de sus
propias fronteras, sino que también impartirán a otros campos. De
esa manera se compartirá la carga que pesa sobre las iglesias locales.
El trabajo misionero avanzará aún más en todo aspecto cuando
un espíritu más liberal de desprendimiento y altruismo se manifieste
hacia la prosperidad de las misiones en el extranjero; porque la pros-
peridad del trabajo local depende en gran medida, bajo la dirección
de Dios, de la influencia que se refleja a través la obra evangélica
realizada en países lejanos. Ponemos nuestras almas en contacto
con la fuente de todo poder al trabajar activamente para suplir las
necesidades de la causa de Dios.