Página 36 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
Aunque la obra en el extranjero no ha avanzado como tanto
como era necesario; lo que se ha hecho, sin embargo, es suficiente
como para estar agradecidos y una base para cobrar ánimo. En estos
campos se han usado muchos menos recursos que en el campo local,
y la obra se ha realizado bajo las más duras presiones y sin los
medios adecuados. Sin embargo, considerando la ayuda que se ha
enviado a dichos campos, el resultado es en verdad sorprendente.
Nuestro éxito misionero ha sido proporcional a nuestro esfuerzo de
desprendimiento y altruismo. Únicamente el Señor puede valorar
el trabajo realizado. A medida que el mensaje del Evangelio se
ha proclamado en forma clara y precisa. Nuevos territorios se han
alcanzado y se ha realizado un trabajo agresivo. La semilla de la
verdad se ha sembrado y la luz ha iluminado muchas mentes y
producido una mayor revelación de Dios, y un entendimiento más
exacto del carácter que se debe desarrollar. Miles han sido traídos al
conocimiento según está revelado en Jesús. Han sido inspirados por
la fe que obra por el amor y purifica el alma.
El valor de estas ventajas sobrepasa nuestra comprensión. ¿Con
qué podría medirse la profundidad de la palabra predicada? ¿Qué
balanza podría pesar con exactitud la influencia de quienes se con-
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vierten a la verdad? Ellos mismos llegan a ser misioneros y trabajan
por otros. En numerosos lugares se han construído capillas. La Bi-
blia, la preciosa Biblia, es estudiada con atención. El tabernáculo de
Dios está con los hombres y él habita entre ellos.
Regocijémonos porque en estos campos se ha realizado una
obra que Dios puede aprobar. En el nombre del Señor, ofrezcamos
expresiones de alabanza y agradecimiento por los resultados de la
obra en otros países.
Nuestro General, quien no se equivoca, continúa diciendo:
“Avanzad. Entrad en nuevos territorios. Levantad bandera en ca-
da lugar. ‘Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la
gloria de Jehová ha nacido sobre ti’.
Nuestra consigna ha de ser: Adelante, siempre adelante. Los
ángeles del Señor irán delante de nosotros para preparar el camino.
Nuestra preocupación por las “regiones apartadas” jamás puede
deponerse hasta que toda la tierra sea alumbrada con la gloria del
Señor.