Página 357 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Importancia del cultivo de la voz
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Jóvenes y señoritas, ¿ha puesto Dios en vuestros corazones el
deseo de servirle? Si es así, procurad por todos los medios cultivar
vuestra voz al máximo de vuestras habilidades, de manera que podáis
explicar claramente la preciosa verdad a la gente. No forméis el
hábito de orar en forma imprecisa, y en un tono de voz tan bajo, al
punto que se requiera de un intérprete. Orad en forma sencilla, pero
de manera clara y precisa. Bajar el volumen de la voz a un nivel tan
bajo que no se pueda escuchar, no es una muestra de humildad.
A quienes piensan entrar a servir en la obra del Señor como
pastores les aconsejo: Procurad con determinación perfeccionar el
don del habla. Pedid a Dios que os ayude a lograr este gran objetivo.
Cuando os toque orar en la congregación, recordad que habláis con
Dios, y que él desea que habléis de forma tal que todos los presentes
puedan unir sus súplicas a las vuestras. Una oración expresada en
forma tan apresurada que las palabras se confunden, no honra a Dios
y no beneficia a los oyentes. Es necesario que los ministros y todos
los que elevan oraciones en público, aprendan a orar de tal manera
que Dios sea glorificado, y que sean bendecidos los que escuchan.
Es necesario que hablen despacio y en forma precisa; en un tono lo
suficientemente alto para ser escuchado por todos, de manera que
puedan unirse para decir, Amén.
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