Página 359 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Demos a Dios lo suyo
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san ser hijos de Dios, tanto ancianos como jóvenes, cumpliesen su
deber, no habría escasez en la tesorería. Si todos pagasen fielmente
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el diezmo y dedicasen a Dios las primicias de sus ganancias, habría
abundante provisión de recursos para la obra. Pero la ley de Dios
no es respetada ni obedecida, y esto ha ocasionado una necesidad
apremiante.
Recordemos a los pobres
Todo despilfarro debe ser suprimido de nuestra vida; porque
el tiempo que tenernos para trabajar es corto. En derredor nuestro,
vemos necesidades y padecimientos. Hay familias que necesitan
alimentos, pequeñuelos que lloran por pan. Las casas de los po-
bres carecen de los debidos muebles y ropa de cama. Muchos de
ellos viven en tugurios, casi completamente privados de las cosas
necesarias. El clamor de los pobres llega al cielo. Dios ve y oye.
Pero muchos se glorifican a sí mismos. Mientras que sus semejantes
pasan hambre y miseria, gastan mucho en sus mesas y comen más
de lo necesario. ¡Qué cuenta tendrán que dar pronto los hombres por
el uso egoísta del dinero de Dios! Los que desprecian las medidas
que Dios dispuso para los pobres, encontrarán que no sólo robaron a
sus semejantes, sino también a Dios y malversaron sus bienes.
Todo pertenece a Dios
Todo el bien que el hombre goza proviene de la misericordia de
Dios. Él es el grande y bondadoso Dador. Su amor se manifiesta
a todos en la abundante provisión hecha para el hombre. Nos ha
dado un tiempo de gracia en que formar un carácter para las cortes
celestiales. Y si nos pide que reservemos una parte de nuestras
posesiones para él, no es porque necesite algo.
El Señor dispuso que todo árbol del Edén fuera agradable para
los ojos y bueno como alimento, e invitó a Adán y Eva a disfrutar
libremente de sus bondades. Pero hizo una excepción. No debían
comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Dios se reservó
ese árbol como recuerdo constante de que era dueño de todo. Así
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les dio oportunidad de demostrar su fe y confianza obedeciendo
perfectamente sus requerimientos.