Página 373 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Nuestra actitud hacia las autoridades civiles
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realmente sobre nosotros, las ovejas fieles escucharán la voz del
Pastor verdadero. Se harán esfuerzos desinteresados para salvar a
los perdidos, y muchos que han dejado el redil, regresarán para ir
en pos del gran Pastor. El pueblo de Dios se unirá y presentará un
frente común ante el enemigo. Ante el creciente peligro, cesará la
lucha por la supremacía; no habrá más disputas para decidir quién
es el más importante. Ninguno de los creyentes fieles dirá: “Yo soy
de Pablo; y yo de Apolo; y yo de Pedro”. El testimonio de cada uno
será: “Me aferro de Cristo; me gozo en él porque es mi Salvador”.
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Así es como la verdad se llevará a la vida práctica, y la oración de
Jesús se contestará, aquella que pronunció justo antes de su muerte:
“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti,
que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea
que tú me enviaste”.
Juan 17:21
. El amor de Cristo, el amor de los
hermanos, testificará ante el mundo de que hemos estado con Jesús
y aprendido de él. Entonces el mensaje del tercer ángel aumentará
hasta convertirse en un fuerte clamor, y toda la tierra se iluminará
con la gloria del Señor.
* * * * *
Nuestras convicciones deben ser reforzadas a diario, mediante
las oraciones humildes y sinceras, y por la lectura de la Palabra.
Nuestra propia individualidad y el hecho de aferrarnos con firmeza
de nuestras convicciones deben atarse con los lazos de la verdad
divina, y con la fuerza que Dios imparte. Si no lo hacemos nos serán
arrebatados.
[402]