Página 377 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Preparación para la crisis final
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el edificio de vuestro carácter? ¿Habéis estado purificando vuestras
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almas de toda mancha?¿Habéis seguido la luz? ¿Habéis hecho obras
correspondientes a vuestra profesión de fe?
¿Obra en vosotros la gracia enternecedora y subyugadora de
Dios? ¿Tenéis un corazón que pueda sentir, ojos que puedan ver,
oídos que puedan oír? ¿Habrá sido vano lo que la verdad eterna
declara concerniente a las naciones de la tierra? Se hallan bajo la
condenación, preparándose para los juicios de Dios; y en este día,
cargado de resultados eternos, el pueblo escogido para ser el depo-
sitario de una verdad trascendental debiera permanecer en Cristo.
¿Dejáis que vuestra luz brille para iluminar a las naciones que pe-
recen en sus pecados? ¿Comprendéis que estáis defendiendo los
mandamientos de Dios delante de aquellos que los pisotean?
Es posible ser un creyente parcial y formalista, y, sin embargo,
ser hallado falto y perder la vida eterna. Es posible practicar algu-
nas de las órdenes bíblicas y ser considerado como cristiano; y, sin
embargo, perecer por carecer de las cualidades esenciales para el
carácter cristiano. Si descuidáis o tratáis con indiferencia las amo-
nestaciones que Dios ha dado, si albergáis o excusáis el pecado,
estáis sellando el destino de vuestra alma. Seréis pesados en la ba-
lanza, y hallados faltos. Os serán retirados para siempre la gracia, la
paz y el perdón; Jesús habrá pasado para nunca más estar al alcan-
ce de vuestras oraciones y súplicas. Mientras dura la misericordia,
mientras el Salvador sigue intercediendo, hagamos una obra cabal
para la eternidad.
El regreso de Cristo a nuestro mundo no se demorará mucho.
Sea esta la nota tónica de todo mensaje.
* * * * *
Es necesario presentar a menudo a la gente la bienaventurada
esperanza de la segunda venida de Cristo con sus solemnes reali-
dades. Esperar la pronta aparición de nuestro Señor nos inducirá a
considerar las cosas terrenales como nada y vacías.
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Dentro de poco tiempo se peleará la batalla de Armagedón.
Aquel sobre cuya vestidura está escrito el nombre Rey de reyes y
Señor de señores, ha de encabezar pronto los ejércitos del cielo. No
pueden ya decir los siervos del Señor, como el profeta Daniel: “El