Página 402 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
en su pueblo, cuando tienen la oportunidad de percibirla. Aprové-
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chense las reuniones misioneras para enseñar a la gente a hacer
trabajo misionero. Dios espera que su iglesia discipline y prepare
a sus miembros para la obra de iluminar al mundo. Debe impartir-
se una educación que produzca como resultado la preparación de
centenares de personas dispuestas a entregar sus talentos valiosos a
“los banqueros . Mediante el uso de estos talentos, se desarrollarán
hombres que estarán preparados para ocupar posiciones de confianza
e influencia, y para sostener principios puros y sin contaminación.
Así se lograrán grandes cosas para el Maestro.
Dedíquense los miembros a trabajar
Muchos que poseen auténtica capacidad se están herrumbrando
en la inacción, porque no saben cómo ponerse a trabajar en las dife-
rentes actividades misioneras. Obténgase que alguien con capacidad
que presente a estos inactivos el ramo de trabajo que podrían hacer.
Establézcanse pequeñas misiones en muchos lugares, para enseñar a
hombres y mujeres a usar, y así aumentar sus talentos. Comprendan
todos lo que se espera de ellos, y muchos de los que están ahora
desocupados trabajarán fielmente.
La parábola de los talentos debe ser explicada a todos. Se debe
hacer comprender a los miembros de las iglesias que son la luz del
mundo, y que de acuerdo a sus diversas capacidades el Señor espera
que iluminen y beneficien a otros. Sean ricos o pobres, grandes o
humildes, Dios los llama a servirle activamente. Él depende de la
iglesia para el adelantamiento de su causa, y espera que los que
profesan seguirle cumplan su deber como seres inteligentes. Es muy
necesario que toda mente adiestrada, todo intelecto disciplinado,
toda patícula de capacidad se dedique a la obra de salvar almas.
No pasemos por alto las cosas pequeñas mientras buscamos una
gran obra. Podéis hacer con éxito la obra pequeña, pero, al intentar
una obra más grande podríais tal vez fracasar y caer en el desaliento.
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Trabajad dondequiera que veáis que hay trabajo que hacer. Haciendo
con vuestras fuerzas lo que vuestras manos hallen para hacer así será
cómo desarrollaréis talentos y aptitudes para una obra mayor. Al
despreciar las oportunidades diarias y descuidar las cosas pequeñas,
es cómo muchos se vuelven ineficaces y desganados,