Página 87 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Después del congreso campestre
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sus habilidades para fortalecer la iglesia y hacer que las reuniones
estén tan llenas de vida, que los que están fuera se sientan atraídos
e interesados. Todos debieran sentir que es un pecado dejar que el
interés del público disminuya cuando tenemos verdades tan sagradas
y solemnes de los oráculos vivos que debemos repetir una y otra vez.
Fijad en el ánimo de todos la necesidad del bautismo del Espíritu
Santo, la santificación de los miembros de la iglesia para que sean
árboles vivos del plantío del Señor, en crecimiento y con frutos.
Dios llama a obreros abnegados y sacrificados. Quienes dedican
el tiempo que Dios les ha dado para ir en busca de la gente, y se
esfuerzan por instruirla, cuidándola como quienes tendrán que rendir
cuenta, obtendrán abundante experiencia. A medida que comunican
las preciosas verdades de la Palabra de Dios a otros, sus propios
corazones se abrirán para la recepción de la Palabra. Serán instruidos
por el gran Maestro.
Dios ha abierto una fuente para el mundo malvado y sufriente y
se escucha la voz de la misericordia divina: “Venid todos los sedien-
tos; venid y bebed”. Podéis tomar el agua de la vida gratuitamente.
Que todo el que oye diga, ven; y el que quiera, venga. Que cada alma
-hombre o mujer- haga resonar este mensaje. Entonces el mensaje
será llevado a los lugares incultos de la tierra. Se cumplirá entonces
lo que está escrito: En aquel día el Señor abrirá fuentes en los valles,
y “abriré en el desierto estanques de aguas”. “Sacaréis con gozo
aguas de las fuentes de la salvación”.
Isaías 41:18; 43:19, 20; 12:3
.
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Menos predicación, más instrucción
No debiera exigirse que sólo uno o dos obreros se encarguen de
predicar y enseñar los temas bíblicos en nuestros congresos cam-
pestres. A veces se puede lograr mejor efectividad si se divide la
congregación en secciones menores; de esta manera el instructor
bíblico puede relacionarse mejor con los asistentes que en grupos
más numerosos.
Hay más predicación que la necesaria en nuestros congresos.
Esto pone una carga pesada sobre los pastores, y debido a esto, se
descuida gran parte de lo que requiere atención. Muchos detalles
pequeños que abren la puerta a males serios pasan inadvertidos.
Se le quita energía física al ministro y se lo priva del tiempo que