Página 88 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

Basic HTML Version

84
Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
necesita para meditar y orar a fin de mantener su propia alma en el
amor de Dios. Y cuando se presentan tantos discursos seguidos, la
gente no tiene tiempo para asimilar lo que escucha. Sus mentes se
confunden, y los servicios les parecen tediosos y aburridores.
Debe enseñarse más y predicarse menos. Hay quienes desean
tener una luz más definida que la que reciben escuchando sermones.
Algunos necesitan más tiempo que otros para comprender los puntos
presentados. Si se hiciera más sencilla la verdad enseñada, sus ojos
se abrirían y se aferrarían a ella, y sería como un clavo fijado en un
lugar seguro.
Se me mostró que nuestros congresos campestres deben ser más
interesantes y exitosos. Al aproximarnos al tiempo del fin, he visto
que en estas concentraciones espirituales habrá menos sermones y
más estudio de la Biblia. Habrá pequeños grupos esparcidos por
todo el terreno con sus Biblias en mano, y otros dirigiéndolos en
estudios conversacionales de la Escritura.
Éste es el método que Cristo enseñó a sus discípulos. Cuando
las grandes multitudes se reunían alrededor de Jesús, él instruía a
los discípulos y a la gente. Después del sermón, los discípulos se
mezclaban con la gente y le repetían lo que Jesús había dicho. A
menudo los oyentes habían aplicado mal las palabras de Cristo, y
[94]
los discípulos les aclaraban lo que decía la Escritura y lo que Cristo
había enseñado que decía.
Si el hombre que siente que ha sido llamado por Dios para
ser un ministro se humillara y aprendiera de Cristo, llegaría a ser
un verdadero maestro. Lo que necesitamos en nuestros congresos
campestres, es un ministerio vivificado por el Espíritu Santo. Debe
haber menos predicación de sermones y más tacto para educar a la
gente en la religión práctica. Deben ser impresionados por el hecho
de que Cristo es salvación a todo aquel que cree. “Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.
Juan 3:16
. Hay temas extraordinarios sobre los cuales debe basarse
el ministerio. Cristo dijo: “El que cree en mí, tiene vida eterna”.
Juan 6:47
.
Si los labios del ministro son tocados con el carbón encendido
del altar, él ensalzará a Jesús como la única esperanza del pecador.
Cuando el corazón del predicador está santificado por la verdad, sus