Página 90 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
La asistencia a tantos institutos no ha producido mayor benefi-
cio a los mismos obreros. Los talentos se desarrollan mejor donde
son más necesitados. Los ministros llamados de otros campos para
asistir a institutos ministeriales, no están tan bien preparados para
la obra como si se asignaran ellos mismos al trabajo consagrado en
los campos de estudios, allí donde el estandarte de la verdad debe
flamear bien alto. Si estudiaran la Palabra de Dios con un espíritu
dócil, orando y velando en oración, y trabajando además de orar; los
ángeles de Dios abrirían sus entendimientos para recibir la verdad
en su hermosura.
Según se recibe el conocimiento de la verdad, permitid que esta
se imparta a los que están en oscuridad, sin Dios y sin esperanza
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en el mundo. En dicha labor hay una variedad de percepciones
con las cuales trabajar, y Dios bendecirá grandemente a sus siervos
cuando acudan a él en busca de sabiduría. El Espíritu Santo vendrá
a todos los que imploran la recepción del pan de vida para darlo a
sus vecinos.
En vez de tener institutos para capacitar ministros para su tra-
bajo, dadles la responsabilidad de laborar en lugares donde se han
celebrado congresos campestres. Después de ser alimentados con el
pan de vida por un milagro de la misericordia de Dios, permitidles
trabajar para alimentar a otros.
Las cuantiosas sumas requeridas para los institutos ministeriales
habrían dado mejores resultados si se hubieran gastado en sostener
a los ministros en campos misioneros.
En el ministerio hay hombres de fe y oración que pueden decir:
“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto
con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras
manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la
hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual
estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído,
eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión
con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y
con su Hijo Jesucristo”.
1 Juan 1:1-3
. Estos hombres deben instruir
a otros. Dejad que los obreros se instruyan en el trabajo mismo en
relación con obreros experimentados.
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