Página 102 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

Basic HTML Version

98
Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
Nuestros sanatorios se deben establecer con un solo objetivo:
el progreso de la verdad presente. Y se los debería dirigir de tal
manera que en la mente de los pacientes que acuden a ellos para
tratarse se produzca una impresión decidida en favor de la verdad.
La conducta de los obreros, desde el gerente hasta el trabajador
que ocupa la posición más humilde, debe dar testimonio en favor
de la verdad. Una atmósfera de espiritualidad debe caracterizar
a la institución. Tenemos un mensaje de amonestación que dar
al mundo, y las personas que lleguen a nuestros sanatorios deben
quedar impresionadas con nuestra sinceridad y devoción al servicio
de Dios.
Se deben establecer sanatorios tan pronto como se pueda en
diferentes sectores del Sur de California. Que se comience con esta
obra en varias partes. Si es posible, cómprense terrenos donde ya
existan edificios. Luego, a medida que la prosperidad de la obra lo
exija, que se hagan las adiciones necesarias.
Vivimos en el mismo final de la historia de la tierra, y debemos
actuar con cautela, comprendiendo cuál es la voluntad del Señor y,
dirigidos por su Espíritu, realizar una obra que signifique mucho
para su causa, y que consista en la proclamación de un mensaje de
amonestación a un mundo infatuado, engañado y que perece en el
pecado.
En el Sur de California hay para la venta muchas propiedades
donde ya existen edificios adecuados para la obra del sanatorio.
Se deberían comprar algunas de estas propiedades para llevar a
cabo en ellas una obra misionera médica siguiendo lineamientos
inteligentes. Se deben establecer varios sanatorios pequeños en el
Sur de California para beneficio de las multitudes que acuden allí
con la esperanza de recuperar la salud. Se me ha instruido acerca de
la oportunidad que ahora tenemos de alcanzar a las multitudes de
inválidos que acuden a los centros de salud del Sur de California, y
se me ha dicho que también hay una obra que realizar en favor de
las personas que trabajan en dichos centros.
[98]
“¿No decís vosotros: aún faltan cuatro meses para que llegue la
siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos,
porque ya están blancos para la siega”.
Juan 4:35
.
Durante meses he llevado sobre mi alma la preocupación por
el trabajo médico misionero en el Sur de California. Recientemen-