Página 197 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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La cooperación
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método correcto. El es quien comunica el conocimiento de estos
métodos, y ninguno puede considerar su saber como perteneciéndole
en forma exclusiva.
Cada obrero debe interesarse en todos los ramos de la obra, y
si Dios le ha dado clarividencia, capacidad y conocimientos que
pueden servir en uno u otro de estos ramos, su deber consiste en
comunicar lo que ha recibido.
Todas las aptitudes que pueden relacionarse con la institución
mediante esfuerzos abnegados, deben ser puestas a contribución
para que sean activos agentes de éxito y de vida en la obra de Dios.
Nuestras editoriales necesitan obreros consagrados, talentosos y
capaces de ejercer buena influencia.
Todo obrero será probado para que se sepa si trabaja en favor del
progreso de la institución del Señor o para servir sus propios intere-
ses. Los que son convertidos darán cada día pruebas de que no tratan
de emplear para su uso personal las ventajas y los conocimientos
que hayan adquirido. Comprenden que la providencia divina les ha
concedido estas ventajas para que, como instrumentos en las manos
del Señor, puedan servir a su causa realizando un trabajo de calidad
superior.
Nadie debe trabajar para ser alabado o para satisfacer su deseo
de dominar. El verdadero obrero hará lo mejor que pueda porque
así puede glorificar a Dios. Tratará de mejorar todas sus facultades,
y cumplirá sus deberes como para Dios. Su único deseo será que
Cristo reciba de él un homenaje y un servicio perfecto.
Dediquen los obreros todas sus energías al esfuerzo de servir a
la causa de Dios. Obrando así, obtendrán ellos mismos más fuerza y
eficacia.
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