Página 200 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
A todos los que desempeñan un papel en relación con la obra del
Señor se los vigila y pesa en la balanza del juicio humano. Dejáis
constantemente impresiones favorables o desfavorables a la religión
de la Biblia en el ánimo de todos aquellos con quienes tratáis.
El mundo mira para ver qué frutos llevan los que profesan ser
cristianos. Tiene derecho a hallar fruto de abnegación y sacrificio en
aquellos que aseveran creer la verdad.
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Ha habido, y habrá, entre nuestros obreros, hombres que no
sienten su necesidad de Jesús a cada paso. Creen no tener tiempo
para orar y asistir a las reuniones religiosas. Tienen tanto que hacer
que no pueden hallar tiempo para mantener su alma en el amor de
Dios. Cuando esto sucede, Satanás está listo para crear vanas ideas.
Los obreros que no son diligentes ni fieles causan un daño in-
calculable; dan ejemplo a otros. En cada institución, hay empleados
que desempeñan su tarea con gozo y de todo corazón. Mas ¿no habrá
de perjudicarlos esa levadura? ¿Habrá de quedar la institución sin
algunos sinceros ejemplos de fidelidad cristiana? Cuando hombres
que profesan ser representantes de Cristo demuestran que no son
convertidos y dejan ver un carácter inculto, egoísta e impuro, deben
ser separados de la obra.
Los obreros necesitan comprender el carácter sagrado de la con-
fianza con que el Señor los ha honrado. Los móviles tornadizos, los
actos impulsivos, deben ser dejados a un lado. Los que no saben
distinguir lo sagrado de lo profano, no pueden ser administradores
responsables y fidedignos, puesto que si fuesen tentados, traiciona-
rían la confianza. Los que no aprecian los privilegios y oportunidades
que entraña el estar relacionado con la obra de Dios no resistirán
cuando el enemigo presente sus tentaciones especiosas. Se dejan
extraviar con facilidad por proyectos egoístas y ambiciosos. Una vez
que la luz les ha sido presentada, si siguen sin discernir lo bueno de
lo malo, cuanto antes se los separe de la institución, tanto más puro
y elevado será el carácter de la obra.
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