Página 237 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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Instrucciones para los obreros
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estandarte de Cristo. No tenemos nada que temer de ellos mientras
gasten más energía peleándose unos con otros que luchando contra
mis fuerzas”.
* * * * *
De las experiencias pasadas necesitamos aprender a evitar el
fracaso. Oramos a nuestro Padre celestial: “No nos metas en tenta-
ción”, y luego, demasiado a menudo, no cuidamos nuestros pies para
que no nos conduzcan hacia la tentación. Debemos mantenernos
alejados de las tentaciones que nos vencen más fácilmente. Por me-
dio de la gracia de Cristo, nosotros mismos somos responsables de
nuestro propio éxito. Debemos quitar de nuestro camino la piedra de
tropiezo que ha causado tantas tristezas a otros y a nosotros mismos.
* * * * *
Se debe hacer toda clase de economía al establecer la obra en
nuevos lugares. Hay que juntar los fragmentos; que nada se pierda.
La tarea de salvar almas debe llevarse a cabo de la manera como lo
indicó Cristo. El declara: “Si alguno quiere venir en pos de mí, nié-
guese a sí mismo y tome su cruz y sígame”.
Mateo 16:24
. Podemos
ser sus discípulos tan sólo si obedecemos esta orden. Nos acerca-
mos a la culminación de la historia de esta tierra, y los diferentes
renglones de la obra de Dios se deben llevar a cabo con mucho más
sacrificio personal del que se ha manifestado hasta ahora.
* * * * *
Nos encontramos en este mundo para ayudarnos unos a otros.
No había líneas territoriales en la obra de Cristo, y es mejor que los
que pretendan trazar tales líneas actualmente en su obra puedan orar:
“Señor, concédeme un nuevo corazón”. Cuando posean la mente de
Cristo entonces se darán cuenta de los muchos lugares que no han
sido trabajados en la viña del Señor. Nunca más dirán: “Nuestros
medios se necesitan para llevar a cabo los intereses que ya tenemos
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entre manos. El que nos pidan dinero a nosotros es una pérdida de
tiempo”.