Página 246 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
Los principios correctos son esenciales
Los que trabajan en tareas administrativas deberían tomar toda
precaución posible para no cometer errores causados por la aplica-
ción de principios o métodos equivocados. Que sus registros sean
como los de Daniel en las cortes de Babilonia. Cuando todas sus
transacciones administrativas fueron sometidas al escrutinio más
escrupuloso, no se encontraron faltas en ningún renglón. A pesar
de estar incompleto, el registro de su vida administrativa contiene
lecciones dignas de ser estudiadas. Pone de relieve el hecho de que
un hombre de negocios no necesita ser una persona intrigante y
política. Debe ser un hombre instruido por Dios a cada paso. Daniel,
mientras era el primer ministro del reino de Babilonia, era también
un profeta de Dios que recibía la luz de la inspiración celestial. Su
vida es una ilustración de lo que debería ser cada administrador
cristiano.
Dios no acepta el servicio más espléndido a menos que el yo
esté colocado sobre el altar, como un sacrificio vivo que se consume
sobre él. La raíz debe ser santa, de lo contrario no se puede producir
un fruto firme y saludable, que es lo único aceptable delante de Dios.
El corazón se debe convertir y consagrar. La motivación debe ser
correcta. La lámpara interior debe ser alimentada por el aceite que
fluye de los mensajeros celestiales a través de los tubos dorados
hacia el cántaro de oro. La comunicación del Señor nunca llega al
hombre en vano.
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La verdad, la verdad preciosa y vital, está unida al bienestar
eterno del hombre, tanto en esta vida como en la eternidad que se
abre delante de nosotros. “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es
verdad”.
Juan 17:17
. Se debe practicar la Palabra de Dios. Ella vivirá
y permanecerá para siempre. Mientras que las ambiciones mundanas,
los proyectos mundanos y los planes y propósitos más exaltados del
hombre perecerán como la hierba, “los entendidos resplandecerán
como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a
la multitud como las estrellas a perpetua eternidad”.
Daniel 12:3
.
* * * * *
Actualmente la causa de Dios necesita a hombres y mujeres
dotados de cualidades extraordinarias y de facultades administrativas