Página 248 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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Tome tiempo para hablar con Dios
Se me ha dado instrucción especial con respecto a nuestros
ministros. No es la voluntad de Dios que traten de enriquecerse. No
deben ocuparse en empresas mundanales, porque esto los descalifica
para entregar sus mejores facultades a las cosas espirituales. Pero
necesitan recibir un sueldo suficiente para sostenerlos a ellos y a
sus familias. Tampoco se los debe recargar tanto de trabajo como
para que no puedan atender adecuadamente la iglesia de su propia
familia, porque tienen el deber especial de entrenar a sus hijos para
el Señor.
Se comete un gran error al mantener a un ministro trabajando
constantemente en líneas administrativas, viajando de lugar en lugar
y asistiendo hasta tarde de la noche a reuniones de juntas y comités.
Esto le produce cansancio y desánimo. Los ministros deberían tener
tiempo para descansar y para extraer de la Palabra de Dios el rico
alimento del pan de vida. Deberían tener tiempo para beber sorbos
refrescantes de consuelo de la corriente de aguas vivas.
Que los ministros y maestros recuerden que Dios los hace res-
ponsables de cumplir sus cometidos tan bien como se lo permitan
sus habilidades, de dedicarle a su trabajo lo mejor de sus facultades.
No deben contraer responsabilidades que estén en conflicto con la
obra que Dios les ha asignado.
Cuando los ministros y maestros, presionados por el peso de
sus compromisos financieros, suben al púlpito o entran al aula con
el cerebro fatigado y los nervios bajo tensión, ¿qué más se puede
esperar que la utilización de fuego común en lugar del fuego sagrado
encendido por Dios? La presentación agotada e ineficaz decepciona
a los que escuchan y hace daño al orador. No tiene tiempo para
buscar al Señor ni para pedir con fe la unción del Espíritu Santo.
Para que los esfuerzos de los obreros de Dios puedan tener
buen éxito, necesitan recibir la gracia y la eficiencia que tan sólo él
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puede conceder. “Pedid, y se os dará” (
Juan 16:24
), es la promesa.
Entonces, ¿por qué no tomar tiempo para pedir, para abrir la mente
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