Página 250 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
Los ministros del Evangelio deberían mantener su oficio libre de
todo lo secular o político, empleando todo su tiempo y sus talentos
en actividades de esfuerzo cristiano.
* * * * *
No es conducente a la espiritualidad de un ministro atarlo a un
solo lugar encargándolo de los asuntos administrativos de la obra de
la iglesia. Esto no está de acuerdo con el plan bíblico bosquejado
en el capítulo 6 del libro de los Hechos. Estudien este plan; está
aprobado por Dios. Obedezcan la Palabra.
* * * * *
Los que predican la palabra de vida no deben permitir que se
coloquen muchas cargas sobre ellos. Deben tomar tiempo para estu-
diar la Palabra y autoexaminarse. Si investigan cuidadosamente su
propio corazón y se entregan al Señor, aprenderán mejor a discernir
las cosas escondidas de Dios.
* * * * *
En lugar de elegir el trabajo que nos resulte más placentero y de
hacer algo que nuestros hermanos piensan que deberíamos hacer,
necesitamos inquirir: “Señor, ¿qué quieres que haga?” En vez de
recorrer el camino que la inclinación natural nos induce a seguir,
deberíamos orar: “Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por
sendas de rectitud”
Salmos 27:11
.
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Detalles financieros de la obra relacionada con las ciudades.-
Nuestros pastores deberían aprender a no inmiscuirse en los nego-
cios y asuntos financieros. Se me ha indicado repetidamente que
éste no es el trabajo del ministerio. No se los debe agobiar con
los detalles administrativos de la obra, ni siquiera en las ciudades;
más bien deben estar dispuestos a visitar los lugares donde se ha-
ya despertado interés por el mensaje, y especialmente para asistir
a nuestras reuniones campestres. Mientras éstas se llevan a cabo,