Página 27 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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La señal de avanzar
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hallan al servicio del pueblo de Dios, humilde y creyente; y mientras
el ejército de los obreros del Señor eleva aquí abajo sus cánticos
de alabanza, el coro celestial se une a ellos en acciones de gracias,
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rindiendo su alabanza a Dios y a su Hijo.
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En realidad no hay nada más invencible, aunque aparezca total-
mente desamparada, que el alma que acepta su incapacidad y confía
totalmente en los méritos del Salvador. Dios enviaría en su ayuda a
cada ángel del cielo en lugar de permitirle que sea vencida.
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El grito de batalla se deja oír a lo largo de las filas. Que cada
soldado de la cruz, desprovisto de autosuficiencia, avance revestido
de mansedumbre y humildad, y provisto de una firme fe en Dios. Su
obra y la mía no terminarán con esta vida. Podremos descansar en
la tumba durante breve tiempo; pero, cuando se escuche el llamado,
asumiremos de nuevo nuestro trabajo en el reino de Dios.
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