Página 274 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
constituye una tremenda desgracia para quienes con tanto cariño
habían deseado obtener medios para el sostén de la causa.
Mientras se esforzaban al máximo por levantar fondos para afron-
tar una emergencia, algunos de sus hermanos estaban de espectado-
res, criticando y suponiendo el mal, interpretando prejuiciadamente
las motivaciones de estos obreros agobiados por la carga, y ha-
ciéndoles aún más difícil la tarea. Cegados por el egoísmo, estos
censuradores no discernieron que sus hermanos ya tenían suficientes
aflicciones sin necesidad de soportar la crítica de hombres que no ha-
bían llevado ninguna carga ni responsabilidad. La frustración es una
gran prueba, pero el amor cristiano puede transformar la derrota en
victoria. Los reveses nos enseñarán a ser cuidadosos. Aprendemos
por las cosas que nos pasan. De este modo ganamos experiencia.
Se deben ejercer solicitud y sabiduría al tratar con los obreros
que, aunque han cometido errores, han manifestado un interés in-
tenso y abnegado en la obra. Que sus hermanos digan: “No vamos a
echar a perder las cosas colocando a otra persona en su lugar, sin dar-
le oportunidad de enmendar su error, y de colocarse en una situación
ventajosa, libre de la preocupación ocasionada por la crítica injusta”.
Déseles tiempo para adaptarse, para sobreponerse a las dificultades
que los rodean, y para presentarse como obreros dignos delante de
ángeles y hombres. Es verdad que han cometido errores, pero ¿ha-
brían hecho mucho mejor los que los han criticado y cuestionado?
Cristo dijo a los fariseos acusadores: “El que de vosotros esté sin
pecado sea el primero en arrojar la piedra”.
Juan 8:7
.
Algunos manifiestan un deseo prematuro por reformar las cosas
que les parecen equivocadas. Consideran que ellos deberían ser ele-
gidos para reemplazar a los que han cometido el error. Menosprecian
el trabajo realizado por estos obreros mientras otros no hacían más
que mirar y criticar. Dicen mediante sus acciones: “Yo puedo hacer
grandes cosas. Puedo llevar adelante la obra exitosamente”. Se me
ha instruido que diga a esas personas que piensan que saben tan bien
cómo evitar los errores: “No juzguéis, para que no seáis juzgados”.
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Mateo 7:1
. Puede ser que eviten equivocarse en algunos puntos,
pero en otras cosas están propensos a cometer graves desaciertos,
muy difíciles de remediar, y que acarrearían vergüenza sobre la obra.
Esos errores producirían más daño que los que sus hermanos han
cometido.