Una sabia distribución de los recursos
Muchos se han preocupado por la intrincada cuestión de los
recursos. Vez tras vez Satanás ha bloqueado el camino del progreso
mediante sus proyectos engañosos, pero atractivos. La iglesia no
se ha mantenido en una posición de dependencia de Dios, sino que
cediendo a las tentaciones del enemigo ha tratado de llevar a cabo
planes que demandaban recursos mucho mayores que los que recibía.
Se ha invertido demasiado dinero en unos pocos lugares. Esto ha
privado a los campos misioneros de la ayuda que deberían haber
recibido. Al promover la obra en su sector del campo, los hombres
han llevado a cabo planes egoístas y han sacado los medios de la
tesorería del Señor, olvidando que todos los fondos pertenecen a
Dios y que también deben ser atendidas las otras partes de su viña.
Han cerrado los ojos a las necesidades de sus compañeros de labor
por razones que no quisieran volver a encontrar en el juicio. Por eso
algunos campos desamparados han quedado sin trabajar. Por haberse
apresurado a erigir grandes edificios sin tomar en cuenta el costo,
sin saber cuánto se necesitaría para construir la torre, los hombres
han acarreado deudas, desánimo y vergüenza sobre la causa. Se ha
estorbado el camino del progreso en algunos campos nuevos.
La mente de algunos parecería haberse enajenado, induciéndo-
los a tomar un curso de acción que los llevaría a realizar gastos en
proyectos que más tarde no tenían la menor posibilidad de produ-
cir entradas. Si este dinero se hubiera gastado de acuerdo con los
propósitos del Señor, se habrían reclutado obreros y se los habría
preparado para realizar la obra que debe ser hecha antes de la venida
del Señor. El mal uso de los fondos demuestra la necesidad que se
tiene de la amonestación del Señor acerca de que su obra no debe
estar limitada por los proyectos humanos, sino que se la debería
llevar a cabo de tal manera que fortalezca su causa.
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Los hombres han acarreado deudas sobre la causa por haberse
empeñado en la realización de planes equivocados. Que esto no se
repita. Que actúen con prudencia los que se encuentran a la cabeza
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