Página 289 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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El cuidado de los obreros
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su servicio merecen nuestro amor, nuestro honor y nuestro respeto
más profundo.
Un fondo para los obreros
Se debe instituir un fondo para los obreros que no pueden conti-
nuar trabajando. No podemos presentarnos sin culpa delante de Dios
a menos que realicemos todo esfuerzo razonable acerca de este asun-
to, y que lo hagamos sin demora. Algunos no verán la necesidad de
esta medida, pero su oposición no debería ejercer ninguna influencia
sobre nosotros. Los que en su corazón determinan estar bien y actuar
correctamente deberían avanzar resueltamente hacia la realización
de esta buena obra, porque es una obra que Dios requiere que sea
hecha. Hay muchos que se sienten cómodos, y que han postergado
la obra de hacer bien con lo que poseen; ¿pero debería continuar
esta situación? ¿Hemos de amar tanto el dinero que lo enterraremos
en la tierra?
Dios solicita la colaboración de todos en la realización de esta
empresa. Los ricos deberían dar de su abundancia; pero si dan de
mala gana, deseando guardar cada dólar para invertirlo en alguna
empresa mundanal, no recibirán ninguna recompensa.
A la vista de Dios la ofrenda humilde de la clase más pobre no
es inferior a las grandes ofrendas de los más pudientes. El Señor
agregará su bendición al donativo, fructificando su misión de amor
en consonancia con la alegría sincera con la cual ha sido dado. Los
centavos de todas las fuentes deberían ser atesorados cuidadosamen-
te.
Ahora se necesita el fuego de la juventud. Deberían desechar
la vanidad y restringir sus antojos. Quisiera instarlos a ellos y a
todo nuestro pueblo acerca de que el dinero que se invierte en cosas
innecesarias sea dedicado a un propósito más elevado y más santo.
Hagan cuanto puedan para crear un fondo destinado a los ministros
ancianos, agotados a causa del trabajo y la preocupación constantes.
Consagren todo lo que tienen al Señor. No usen su dinero para
gratificar el yo. Colóquenlo en la tesorería del Señor. No permitan
que el dinero salga de sus manos meramente para gratificar los
deseos de otros o los suyos. Al hacer sus gastos tomen en cuenta que
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