Una obra para los miembros de iglesia
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pescadores de hombres. Procuren arrancar almas de la corrupción
del mundo y llevarlas a la pureza salvadora del amor de Cristo.
La formación de pequeños grupos como base del esfuerzo cris-
tiano me ha sido presentada por Uno que no puede errar. Si hay
muchos miembros en la iglesia, organícense en pequeños grupos
para trabajar no sólo por los miembros de la iglesia, sino en favor
de los incrédulos. Si en algún lugar hay solamente dos o tres que
conocen la verdad, organícense en un grupo de obreros. Mantengan
íntegro su vínculo de unión, cerrando sus filas por el amor y la uni-
dad, estimulándose unos a otros para progresar y adquiriendo cada
uno valor, fortaleza y ayuda de los demás. Revelen la tolerancia y
paciencia que manifestó Cristo y evitando las palabras apresuradas,
usen el talento del habla para edificarse unos a otros en la santísima
fe. Trabajen con el mismo amor que Cristo en favor de los que no
están en el redil, olvidándose del yo en su esfuerzo por ayudar a
otros. Mientras trabajen y oren en el nombre de Cristo, aumentará su
número; porque el Salvador dice: “Si dos de vosotros se convinieren
en la tierra, de toda cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre
que está en los cielos”.
Mateo 18:19
.
Los lugares desolados de la tierra
Ciertas familias deben establecerse con humilde confianza en
Dios en los lugares desolados de su viña. Se necesitan hombres y
mujeres consagrados para que se destaquen como árboles de justicia
que fructifiquen en lugares desiertos de la tierra. Como recompensa
de sus esfuerzos abnegados por sembrar las semillas de verdad,
cosecharán una rica mies. Mientras visiten una familia tras otra y
expliquen las Escrituras a los que están en tinieblas espirituales,
muchos corazones serán conmovidos.
En campos donde las condiciones son tan desfavorables y des-
alentadoras que muchos obreros se niegan a ir allí, pueden producirse
muy notables mejoramientos mediante los esfuerzos de miembros
laicos abnegados. Estos humildes obreros lograrán mucho por sus
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esfuerzos pacientes y perseverantes, pues no confían en el poder
humano, sino en Dios, quien les concede su favor. La cantidad de
bien que estos obreros logren no se conocerá en este mundo.