Página 51 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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El culto de familia
Si hubo un tiempo en el que cada casa debiera ser una casa de
oración, es ahora. Predominan la incredulidad y el escepticismo.
Abunda la inmoralidad. La corrupción penetra hasta el fondo de
las almas y la rebelión contra Dios se manifiesta en la vida de los
hombres. Cautivas del pecado, las fuerzas morales quedan sometidas
a la tiranía de Satanás. Juguete de sus tentaciones, el hombre va
donde lo lleva el jefe de la rebelión, a menos que un brazo poderoso
lo socorra.
Sin embargo, en esta época tan peligrosa, algunos de los que se
llaman cristianos no celebran el culto de familia. No honran a Dios
en su casa, no enseñan a sus hijos a amarle y temerle. Muchos se
han alejado a tal punto de Dios que se sienten condenados cuando
se presentan delante de él. No pueden allegarse “confiadamente al
trono de la gracia”, “levantando manos limpias, sin ira ni contienda”
Hebreos 4:16
;
1 Timoteo 2:8
. No están en comunión viva con Dios.
Su piedad no es más que un convencionalismo sin fuerza.
La idea de que la oración no es esencial es una de las estrata-
gemas de las que con mayor éxito se vale Satanás para destruir a
las almas. La oración es una comunión con Dios, fuente de la sabi-
duría, fuerza, dicha y paz. Jesús oró a su Padre “con gran clamor y
lágrimas”. Pablo exhortó a los creyentes a “orar sin cesar” y a hacer
conocer sus necesidades por “peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con hacimiento de gracias”. Santiago dice: “Rogad
los unos por los otros,... la oración del justo, obrando eficazmente,
puede mucho”
Hebreos 5:7
;
1 Tesalonicenses 5:17
;
Santiago 5:16
.
Mediante oraciones sinceras y fervientes, los padres deberían
construir una barrera defensiva alrededor de sus hijos. Deberían orar
con fe intensa para que Dios habite en ellos y que los santos ángeles
los preserven, a ellos y a sus hijos, de la potencia cruel de Satanás.
En cada familia debería haber una hora fija para el culto matutino
y vespertino. ¿No conviene a los padres reunir en derredor suyo a
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sus hijos antes del desayuno para agradecer al Padre Celestial por
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