Página 65 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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La extensión de la tarea
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que amamos al Señor en forma suprema y a nuestro prójimo como a
nosotros mismos.
Que ahora se establezcan escuelas y sanatorios en muchas partes
de los estados del Sur. Que la apertura de tiendas de alimentos y
restaurantes vegetarianos en muchas de las ciudades del Sur cons-
tituya el comienzo de verdaderos centros de influencia. Instálense
también centros donde se preparen alimentos sencillos, saludables y
baratos. Pero no se permita dentro de la obra la entrada de ninguna
costumbre mundana ni egoísta, porque Dios lo prohíbe. Que en el
temor de Dios y por amor a sus semejantes, hombres sin egoísmo se
encarguen de este trabajo.
La luz que se me ha dado indica que en el campo del Sur, como
en otras partes, debería llevarse a cabo la fabricación de alimentos
saludables, no como una empresa para obtener ganancias personales,
sino como un negocio diseñado por Dios para abrir una puerta de
esperanza a la gente. En el Sur se debieran tener consideraciones
especiales con los pobres, porque a éstos se los ha descuidado te-
rriblemente. Para dirigir esta obra se deben elegir hombres capaces
y que tengan un sentido de la economía, porque, para que esta ac-
tividad tenga buen éxito, se deben practicar la mayor sabiduría y
la economía más estricta. Dios espera que su pueblo le rinda un
servicio aceptable en la preparación de alimentos sanos, no solamen-
te para sus propias familias, lo cual constituye su responsabilidad
inmediata, sino para ayudar a los pobres por doquier. Deben demos-
trar una liberalidad semejante a la de Cristo, comprendiendo que
al hacerlo representan a Dios y que todo lo que poseen les ha sido
dado por él.
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Hermanos, aférrense a esta obra. No admitan el desánimo. No
critiquen a quienes se empeñan en trabajar en lo que deben, sino que
pónganse ustedes mismos a trabajar.
Con relación al negocio de los alimentos saludables, en el campo
del Sur se podrían establecer varias industrias que ayudarían a la
causa. Ahora es cuando se debería hacer en favor de este campo
todo lo que los hombres puedan realizar como misioneros para Dios,
porque si alguna vez hubo un territorio necesitado de obra misionera
médica, es el Sur. Durante el transcurso del tiempo que ya ha pasado
a la eternidad, muchos deberían haber estado en el Sur colaborando
con Dios por medio de la obra personal, y consagrándole sus medios