Página 71 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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El conocimiento de las leyes de la salud
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Todos pueden hacer algo. Algunos dirán, tratando de disculparse:
“Mis deberes domésticos y mis hijos exigen todo mi tiempo y todos
mis recursos”. Padres, vuestros hijos pueden ser para vosotros una
ayuda que acreciente vuestras fuerzas y capacidades de trabajar para
el Maestro. Los niños son los miembros más jóvenes de la familia del
Señor. Deben ser inducidos a consagrarse a Dios, a quien pertenecen
por derecho de creación y de redención. Se les debe enseñar que
todas sus energías del espíritu, del cuerpo y del alma pertenecen al
Señor. Hay que enseñarles a servir en diferentes actividades útiles y
desinteresadas. No permitáis que vuestros hijos sean impedimentos.
Ellos deben compartir con vosotros vuestras cargas espirituales así
como las materiales. Al ayudar a otros, ellos acrecientan su propia
felicidad y utilidad.
Nuestros hermanos y hermanas deben demostrar que se interesan
intensamente en la obra misionera médica. Deben prepararse para
hacerse útiles estudiando los libros escritos para nuestra instrucción
en este sentido. Dichos libros son dignos de nuestra atención y
merecen que se los aprecie más que en lo pasado. Una gran parte de
las verdades que todos debieran conocer para su propio bien fueron
escritas con la intención de instruirnos acerca de los principios de
la salud. Los que estudian y ponen en práctica dichos principios
serán abundantemente bendecidos, física y espiritualmente. Una
comprensión de la filosofía de la salud será una salvaguardia contra
los muchos males que continuamente van en aumento.
Muchos de los que quisieran adquirir conocimientos en el ramo
médico misionero tienen deberes domésticos que les impiden a veces
unirse a otros para el, estudio. En tal caso, pueden aprender muchas
cosas en su casa acerca de la voluntad de Dios con referencia a
dicha obra misionera y aumentar así su capacidad de ayudar a otros.
Padres y madres, tratad de obtener cuanta ayuda os sea posible del
estudio de nuestros libros y periódicos. Leed la revista
Good Health
(Buena salud); está llena de enseñanzas útiles. Tomad tiempo para
leer a vuestros hijos partes de nuestros libros referentes a la salud, así
como de aquellos que tratan más particularmente temas religiosos.
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Enseñadles la importancia que tiene el cuidado de nuestro cuerpo
-este tabernáculo que habitamos. Formad un círculo de lectura en el
cual cada miembro de la familia, poniendo a un lado los cuidados
del día, se dedicará al estudio. Padres, madres, hermanos, hermanas,