Página 85 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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El valor de la vida al aire libre
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campo tampoco se sentirán tan inclinados a mostrarse descontentos
ni a quejarse. Estarán dispuestos a aprender acerca del amor de Dios,
y listos a aceptar que Aquel que cuida de las aves y las flores en
forma tan maravillosa, cuidará del mismo modo de las criaturas
hechas a su propia imagen. A los médicos y sus ayudantes se les da
así la oportunidad de alcanzar las almas, poniendo en alto al Dios de
la naturaleza delante de los que buscan la restauración de su salud.
* * * * *
Durante la noche se me dio la visión de un sanatorio en el campo.
La institución no era grande pero tenía todo lo que necesitaba. Se
hallaba rodeada de hermosos árboles y arbustos, más allá de los
cuales se veían huertas y bosquecillos. Había jardines en los terrenos,
donde los pacientes, si lo deseaban, podían cultivar flores de todas
clases; cada paciente elegía su propio lugar para trabajar. El ejercicio
al aire libre que se realizaba en estos jardines constituía una parte
del tratamiento regular que se les había prescrito.
Ante mi vista pasó una escena tras otra. En una de ellas pude
observar a un grupo de pacientes que acababan de llegar a nuestro
sanatorio campestre. En otra vi al mismo grupo; pero, ¡ah, cuán
transformados se veían! La enfermedad había desaparecido, la piel
era clara, feliz el rostro; sus cuerpos y sus mentes parecían animados
de una vida nueva.
También se me mostró que a medida que en nuestros sanatorios
les sea restaurada la salud a los enfermos, y éstos regresen a sus ho-
gares, constituirán lecciones objetivas para todos y muchos otros se
impresionarán favorablemente al observar la transformación produ-
cida en ellos. Muchos de los enfermos y sufrientes abandonarán las
ciudades para ir al campo, rehusando conformarse con los hábitos,
modas y costumbres de la vida humana; preferirán buscar la recu-
peración de su salud en uno de nuestros sanatorios campestres. Así,
aunque estemos separados de la ciudad entre 30 y 45 kilómetros, de
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todos modos podremos alcanzar a la gente, y los que andan en busca
de salud tendrán la oportunidad de recuperarla bajo las condiciones
más favorables.
Dios realizará milagros en favor nuestro si tan sólo colaboramos
con él con fe. Prosigamos, entonces, un curso de acción inteligente,