Página 99 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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Lo que se debe tomar en cuenta al edificar
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No son los edificios imponentes y costosos, ni los muebles de
lujo, ni las mesas cargadas de manjares delicados, lo que dará a
nuestra obra influencia y éxito. Es la fe que obra por el amor y
purifica el alma; es la atmósfera de gracia que rodea al creyente; es
el Espíritu Santo, obrando en el pensamiento y el corazón, lo que
da a nuestra obra el sabor de vida para vida y que permite a Dios
bendecirla.
Dios puede comunicarse hoy con su pueblo y darle la sabiduría
necesaria para hacer su voluntad, así como se comunicaba antaño con
su pueblo y le dio la sabiduría necesaria para construir su santuario.
En la construcción de ese edificio, dio una representación de su
potencia y majestad; y su nombre debe igualmente quedar honrado
hoy por los edificios que se construyen para él. Cada parte debe
denotar fidelidad, solidez e idoneidad.
Los encargados de la construcción de un sanatorio deben repre-
sentar la verdad trabajando con el espíritu y el amor de Dios. Así
como Noé amonestó al mundo al construir el arca, por el trabajo que
se haga en la construcción de las instituciones del Señor, se predica-
rán sermones, y el corazón de algunos se convencerá y convertírá.
Sientan, pues, nuestros obreros la necesidad constante de la ayuda
de Cristo, para que nuestras instituciones no sean establecidas en
vano.
Mientras la obra de construcción progrese, acuérdense que, co-
mo en los días de Noé y Moisés Dios determinó todos los detalles
del arca y del santuario, así también en la construcción de las insti-
tuciones modernas, él vigila personalmente el trabajo que se realiza.
Acuérdense que el gran Arquitecto desea dirigir su obra por su Pala-
bra, por su Espíritu y por su providencia. Por esto, deben tomarse el
tiempo de solicitar sus consejos. La voz de la oración y la melodía de
los himnos santos deben elevarse hasta él como el humo del incien-
so. Todos deben comprender que dependen enteramente de Dios.
Deben recordar que están levantando una institución por medio de
la cual debe cumplirse con éxito una obra que tendrá consecuencias
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infinitas, y que al hacerla deben ser colaboradores de Dios. “Mirar a
Jesús”, debe ser nuestro lema. Y ésta es la promesa que se nos hace:
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: sobre
ti fijaré mis ojos”.
Salmos 32:8
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