Página 119 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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El olvido
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Luego son menoscabados y abatidos
A causa de tiranía, de males y congojas.
Él esparce menosprecio sobre los príncipes,
Y les hace andar perdidos, vagabundos
y sin camino.
Levanta de la miseria al pobre,
Y hace multiplicar las familias como
rebaños de ovejas.
Véanlo los rectos, y alégrense,
Y todos los malos cierren su boca.
¿Quién es sabio y guardará estas cosas,
Y entenderá las misericordias de Jehová?
Salmos 107.
“Llamado a recordar los días antiguos”
¿Por qué el antiguo Israel se olvidó tan fácilmente de las inter-
venciones de Dios? El pueblo no retuvo en su memoria sus grandes
y poderosas obras y sus palabras de advertencia. De haber recor-
dado sus formidables intervenciones en su favor, no hubiese sido
necesario que recibieran la siguiente reprensión:
¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre,
que es mortal, y del hijo del hombre, que es como heno?
Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor,
que extendió los cielos y fundó la tierra;
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y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige,
cuando se disponía para destruir.
¿Pero en dónde está el furor del que aflige?
Isaías 51:12, 13.
Pero los hijos de Israel se olvidaron de Dios, al cual pertenecían
por creación y redención. Después de ver sus obras maravillosas, lo
tentaron.
A los israelitas fueron encomendados los oráculos sagrados.
Pero la palabra revelada de Dios fue malinterpretada y mal aplicada.
El pueblo despreció la palabra del Santo de Israel.