Página 134 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
El que lleva nuestras cargas
Hermano mío, recuerde que esta tierra no es el cielo. Cristo di-
jo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he venido al
mundo”. “Bienaventurados los que padecen persecución por causa
de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventu-
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rados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan
toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”.
Juan 16:33
;
Mateo
5:10-12
.
Jesús no lo ha abandonado para que usted se asombre por las
pruebas y dificultades que encuentra. Él se lo ha expuesto todo,
como también le ha dicho que no se quede abatido ni oprimido
cuando vienen las pruebas. Mire a Jesús, su Redentor; tenga ánimo
y regocíjese. Las pruebas más duras de soportar son aquellas que
provienen de nuestros hermanos, de nuestros amigos cercanos; pero
aun estas pruebas pueden ser soportadas con paciencia. Jesús no
está en la tumba nueva de José. Resucitó y ascendió al cielo para
interceder allí en nuestro favor. Tenemos un Salvador que nos amó
de tal manera que murió por nosotros, a fin de que por él pudiésemos
tener esperanza, fuerza y valor, y un lugar con él en su trono. Él
puede y quiere ayudarnos si lo invocamos.
Si procura llevar solo sus cargas, será aplastado por ellas. Usted
lleva pesadas responsabilidades. Jesús las conoce, y no lo dejará
solo, si usted no lo abandona. Él se siente honrado cuando le confía
la custodia de su alma como a un Creador fiel. Lo invita a esperar en
su misericordia, creyendo que él no desea que lleve con su propia
fuerza estas pesadas responsabilidades. Tan sólo crea, y verá la
salvación de Dios.
¿Siente usted su insuficiencia para el puesto de confianza que
ocupa? Gracias a Dios por esto. Cuanto más sienta su debilidad,
tanto más inclinado estará a buscar un auxiliador. “Acercaos a Dios,
y él se acercará a vosotros”.
Santiago 4:8
. Jesús quiere que usted sea
feliz y alegre. Quiere que haga lo mejor que puede con la capacidad
que Dios le ha dado, y luego confíe en que el Señor le ayudará, y
suscitará a quienes le habrán de ayudar a llevar las cargas.
No permita que le hagan daño las palabras crueles de los hom-
bres. ¿No dijeron los hombres cosas crueles acerca de Jesús? Usted
yerra, y a veces puede dar ocasión a que se hagan declaraciones
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