Página 136 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
Usted lleva una carga pesada. Ojalá que todos pudieran sentir
esto como yo. Ojalá que todos sus hermanos le fueran leales y fieles,
que no le sirvieran de estorbo, que no lo exaltasen ni glorificaran,
sino que lo vieran como uno a quien Dios está usando como ins-
trumento para hacer una obra determinada, y recordaran que no
deberían estorbar el progreso, sino arrimar el hombro, ayudando y
no entorpeciendo.
Un eterno peso de gloria
Otra vez digo: Regocíjese en el Señor. Descanse en él. Usted
necesita su poder, y puede tenerlo. Siga adelante con firmeza y
valor. Usted podrá errar en su criterio, pero no se suelte de Jesús.
Él es la sabiduría, la luz, y el poder. Es como un gran Peñasco en
tierra calurosa. Descanse en su sombra. Usted necesita sabiduría,
y Jesús se la dará. No sea incrédulo. Mientras más sea sacudido,
mal entendido, mal interpretado, mayor será la evidencia de que
está haciendo una labor para el Maestro, y mayor su necesidad de
afianzarse en su Salvador. En todas sus dificultades, manténgase
sereno e imperturbable, paciente y magnánimo, no devolviendo mal
por mal, sino bien por mal. Mire la parte de arriba de la escalera.
Dios está sobre ella. Su gloria ilumina a toda alma que asciende
hacia el cielo. Jesús es la escalera. Suba por él, aférrese de él, y
dentro de poco tiempo se bajará de la escalera para entrar en su reino
sempiterno.
Es mi deseo que usted llegue al cielo. No conozco a ninguna otra
persona que apreciaría el cielo más que usted, que haya trabajado
tan infatigablemente para aliviar el sufrimiento de la humanidad,
perdiendo sueño, dejando de comer, disfrutando de muy poco placer
en su vida. A veces parece que no hay mucho sol en su camino, sólo
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una larga y constante sombra. Las aflicciones que pasa, los mortales
dependientes que anhelan auxilio, su contacto con los seres humanos
depravados y corruptos; esta experiencia es de una naturaleza capaz
de debilitar su fe en la humanidad.
Por cierto que tiene que mirar a Jesús, manteniendo su vista
fija en la gloria que está en la parte superior de la escalera. Sólo
por medio de Cristo podrá estar seguro del cielo, donde todo es
pureza, santidad, paz y bendición; donde hay cosas sublimes que los