Página 167 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Una advertencia
Brisbane, Queensland, Australia,
26 de octubre de 1898,
A los consejeros de estudiantes de medicina
Siento un peso en mi alma. Hay jóvenes a quienes se anima a
estudiar algún ramo de la medicina, que de la manera más resuelta
debieran estar preparándose para proclamar el mensaje del tercer
ángel. No es necesario que nuestros estudiantes de medicina pasen
tanto tiempo en estudios médicos como lo hacen ahora. Debieran
emplear más tiempo en el estudio de la Palabra de Dios. Se les
inculcan ideas totalmente innecesarias, y las cosas necesarias no
reciben la atención debida.
Un peligro que se debe evitar
Al educarse así los alumnos, se los vuelve más incapaces de
realizar una labor aceptable para el Maestro. El agotamiento que ex-
perimentan con el propósito de adquirir un conocimiento dentro de la
línea de estudios médicos los inhabilita para trabajar como debieran
en el ramo ministerial. El cansancio físico y mental es ocasionado
por la fatiga excesiva del estudio, y porque a los estudiantes se los
insta a trabajar indebidamente en favor de las personas marginadas
y degradadas de la sociedad. Por eso algunos se descalifican para
realizar la obra que podrían haber hecho si hubieran iniciado una
obra misionera donde fuese necesario hacerla, y permitido que la
fase médica fuera introducida como parte esencial para relacionarse
con la obra del ministerio evangélico en general, así como la mano
está unida al cuerpo. La vida no ha de ponerse en peligro al procurar
una educación médica. En algunos casos existe el peligro de que los
estudiantes arruinen su salud y se inhabiliten para rendir el servicio
que habrían podido prestar si no se les hubiera animado de modo
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impropio a tomar el curso de la medicina.
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