Sostened la obra médica
Cooranbong, Australia 1
o
de febrero de 1899
Me dirijo a los que ocupan puestos importantes en la Asociación
General y también a los que trabajan en el ramo médico, Se me ha
encargado que me dirija también a la iglesia de Battle Creek, y a
todas las demás iglesias nuestras.
Se me han dado instrucciones de decir, con relación a la obra
médica misionera, que existe el peligro de que ella predomine. Pero
lo que yo diga sobre este punto no debe interpretarse en ningún
sentido como que se les está dando razón a los que se mantienen
indiferentes a dicha obra. Hay muchos que no han favorecido esta
obra. Deben ahora tener mucho cuidado de cómo hablan de ella por-
que no están bien informados acerca de este asunto y no han andado
en la luz. No importa cuál sea el puesto que ocupen dentro de la obra
de Dios, deben tener mucho cuidado de no expresar sentimientos
que desanimen e impidan a nuestras asociaciones afirmar esta obra.
La opinión que algunos han sostenido con respecto a la obra médica
misionera hace imposible que sus palabras sobre este asunto tengan
ningún peso. Son personas de corto entendimiento y de mal criterio.
Cada uno de los ramos de la obra es necesario, pero todos han de
estar bajo la supervisión de Dios. La obra médica misionera debe ser
para la causa de Dios lo que es la mano derecha para el cuerpo. No
sería propio que todo el vigor del cuerpo pasara a la mano derecha,
ni tampoco sería correcto que toda la fuerza de la causa de Dios
fuera empleada en la obra médica misionera. Hay que mantener el
ministerio de la palabra, y tiene que haber unión, perfecta unidad, en
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la obra de Dios. Los que no han sentido interés por la obra médica
misionera no están tratando a la mano derecha con respeto. Que
todos ellos cambien de actitud respecto a esta obra. Que hablen lo
menos posible hasta tener un parecer correcto en cuanto a ella. El
silencio es elocuencia cuando la mente no está santificada y, por lo
tanto, no puede discernir las cosas espirituales.
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