Página 171 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Sostened la obra médica
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Es necesario ser precavidos
Actualmente tenemos gran necesidad de ser precavidos. “Mas
os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y
tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y
que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro
Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras
y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos. Porque vuestra
obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de
vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para
el mal”.
Romanos 16:17-19
.
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre
vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una
misma mente y en un mismo parecer”
1 Corintios 1:10
. Esta es la
voluntad de Dios respecto a nosotros. ¿La obedeceremos? “Porque
la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que
se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito:
Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento
de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba?
¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la
sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo
no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los
creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden
señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a
Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para
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los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos,
Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”.
vers. 18-24
.
¡Qué cambio se vería si todos los que ocupan puestos importantes
se dieran cuenta de que están trabajando bajo el ojo escrutador de
Dios! Lo que se necesita ahora es la obra franca del Espíritu de Dios
sobre la mente y el corazón. Faltando esto, nuestros esfuerzos serán
infructíferos. Cuando el Espíritu nos amolde y nos forje, nuestras
palabras y hechos expresarán una gratitud profunda.