Página 174 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
lo hagan, disfrutarán de una experiencia saludable de crecimiento,
y la justicia de Dios irá enfrente de ellos mientras hacen la obra
estipulada en el capítulo cincuenta y ocho de Isaías.
Cada cual con su trabajo
A cada renglón de la obra de Dios ha de dársele el debido re-
conocimiento. “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,
profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edifi-
cación del cuerpo de Cristo...”
Efesios 4:11, 12
. Este pasaje de las
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Escrituras demuestra que se necesitan diferentes clases de obreros,
diferentes instrumentos. A nadie se le exige hacer la obra de otro
aunque no esté capacitado para hacerla. Un hombre pensará que el
puesto que ocupa le da autoridad para dictarles a otros obreros lo
que deben hacer, pero la cosa no es así. Como desconoce la obra de
ellos, ensancharía donde debiera reducir, y reduciría donde debiera
ensanchar, debido a que está limitado a ver solamente la porción de
la viña en la cual trabaja.
Vivid para Dios. Haced la enseñanza del Salvador parte de vues-
tra vida. Una luz clara y brillante iluminará vuestro camino. Recibi-
réis la unción de lo alto y seréis protegidos de cometer graves errores.
No os concentréis de tal manera en la obra que estáis haciendo en un
rincón de la viña del Señor que no podáis apreciar la obra que otros
hacen en otras porciones de la misma. Es posible que ellos estén
fielmente cultivando sus talentos para devolverlos a Dios en doble
medida. Que cada hombre atienda bien su trabajo, asegurándose
de que esté cabalmente hecho, sin mancha ni arruga que dañen su
perfección. Entonces, dejad que Dios sea el que diga: “Bien, buen
siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra
en el gozo de tu Señor”.
Mateo 25:23
.
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