Página 212 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
miembros de las iglesias serán refrigerados por el agua de la vida, y
los obreros, trabajando bajo una Cabeza, a saber Cristo, revelarán a
su Maestro en espíritu, en palabra y en acción, y se alentarán unos
a otros a progresar en la grandiosa obra final en la cual están em-
peñados. Habrá un sano incremento de la unidad y del amor, que
atestiguará al mundo que Dios envió a su Hijo a morir por la reden-
ción de los pecadores. La verdad divina será exaltada; y mientras
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resplandezca como lámpara que arde, la comprenderemos cada vez
más claramente.
La verdad probadora para este tiempo no es un invento de ningu-
na mente humana. Proviene de Dios. Es una filosofía genuina para
aquellos que se la apropian. Cristo se encarnó para que nosotros,
creyendo la verdad, seamos santificados y redimidos. Que todos
los que poseen la verdad en justicia despierten y marchen adelante,
calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz, proclamando
la verdad a los que no la conocen. Que hagan sendas derechas para
sus pies, para que lo cojo no se salga del camino.
Es ahora cuando debemos unificar y, por medio de la verdadera
obra médica misionera, preparar el camino para nuestro Rey que
viene. Pero recordemos que la unidad cristiana no significa que la
identidad de cada persona ha de sumergirse en la de otra; ni tampoco
significa que la mente de uno ha de ser dirigida y regida por la mente
de otro. Dios no le ha concedido a ningún hombre el poder que
algunos, por palabra y hecho, procuran asumir. Dios exige que el
hombre se mantenga libre y siga las instrucciones de la Palabra.
Crezcamos en el conocimiento de la verdad, dándole toda la
honra y la gloria al que es uno con el Padre. Procuremos con todo
fervor la unción celestial, el Espíritu Santo. Practiquemos un cristia-
nismo puro y creciente, para que en los atrios celestiales seamos al
fin declarados completos en Cristo.
“¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!”
Mateo 25:6
. No perdáis
tiempo ahora en levantaros y arreglar vuestras lámparas. No perdáis
tiempo procurando la unidad perfecta unos con otros. Debemos
esperar que haya dificultades. Vendrán las pruebas. Cristo, el Capitán
de nuestra salvación, fue hecho perfecto mediante el sufrimiento. Sus
seguidores tendrán que encararse frecuentemente con el enemigo y
serán probados severamente, pero no deberán desesperar. Cristo les
dice: “Confiad, yo he venido al mundo”.
Juan 16:33
.
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