Página 230 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Distribución de responsabilidades
Santa Helena, California,
4 de agosto de 1903.
A los dirigentes de la obra médica
Estimados hermanos,
Tengo un mensaje para vosotros. Se me ha instruido deciros
que no todos los arreglos trazados en relación con el manejo de la
obra misionera médica deben iniciarse en Battle Creek. La obra
médica misionera es de Dios, y en cada asociación e iglesia de-
bemos declararnos en contra de permitir que ella sea controlada
egoístamente.
Después de haber recibido aviso concerniente a la excelente
reunión de confesión y unidad realizada en Battle Creek, yo estaba
escribiendo en mi diario y estaba a punto de registrar mi agradeci-
miento por el cambio que se había llevado a cabo, cuando mi mano
se detuvo y llegaron a mí las palabras: “No lo escribas. No ha habido
ningún cambio positivo. Se están presentando como si fueran de
gran valor enseñanzas que están apartando a las almas de la verdad.
Se están enseñando doctrinas que conducen por caminos apartados
y sendas prohibidas; doctrinas que, si fueran aceptadas, destruirían
la dignidad y el poder del pueblo de Dios, obstruyendo la luz que
de lo contrario les llegaría por medio de los agentes designados por
Dios”.
Los dirigentes de nuestra obra médica en Battle Creek han pro-
curado consolidar firmemente nuestras instituciones médicas de
acuerdo con sus propios planes. No obstante las advertencias dadas
a ellos de que esto no se debiera hacer, han querido comprometer
estas instituciones de alguna manera para que nuestra obra médica
quede totalmente bajo su dominio.
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En el pasado, yo he escrito mucho sobre este tema, y me veo
obligada ahora a reiterar las amonestaciones dadas porque parece
que a mis hermanos se les hace difícil entender su posición peligrosa.
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