Página 231 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Distribución de responsabilidades
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“El Señor prohíbe que cada sanatorio y casa de baños ya estable-
cidos caiga bajo un solo dominio: atado a la institución médica de
Battle Creek. Los gerentes del Sanatorio de Battle Creek tienen mu-
cho trabajo entre manos ahora. Deben estar dedicando sus energías
a la obra de hacer que este sanatorio sea lo que debe ser.
“Un solo hombre no debe pensar que puede ser la conciencia
de todos los obreros médicos. Los seres humanos deben mirar sólo
hacia el Dios del cielo en busca de sabiduría y dirección.
“Al establecer y desarrollar las instituciones médicas, no debe
exigírseles a nuestros hermanos que trabajen conforme a los planes
de un poder gobernante monárquico. Tiene que obrarse un cambio.
Este plan de adherir toda institución médica a la organización central
de Battle Creek tiene que abandonarse. Dios prohíbe este plan.
“Por años se me ha instruido que hay peligro, peligro constante,
que nuestros hermanos esperen recibir el permiso de sus compañeros
para hacer esto o aquello, en vez de mirar hacia Dios. Así es como se
vuelven débiles y se dejan maniatar por restricciones inventadas por
el hombre y que no tienen la aprobación de Dios. El Señor es capaz
de impresionar la mente y la conciencia para que su obra sea hecha
en conexión con él, con un espíritu fraternal que esté de acuerdo con
los principios de su ley...
“Dios conoce el futuro. Es de él de quien debemos esperar la
dirección. Confiemos en que nos dirigirá en el desarrollo de los
distintos aspectos de nuestra obra. Que ninguno intente trabajar de
acuerdo con sus impulsos no santificados...
“La división de la Asociación General en asociaciones distritales
de Unión fue un arreglo de Dios. En la obra del Señor para estos
días no debe haber centros de tipo Jerusalén, ni poder monárquico.
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Y la obra en los diferentes países no ha de estar comprometida por
contratos con la obra centrada en Battle Creek, porque este no es el
plan de Dios. Los hermanos han de consultarse unos a otros porque
estamos bajo el control de Dios tanto en una parte de la viña como
en la otra. Los hermanos deben ser uno de corazón y alma, así como
Cristo y el Padre son una cosa. Enseñad esto, practicadlo, para que
seamos uno con Cristo en Dios, todos trabajando para la edificación
mutua.
“El poder monárquico antes revelado en la Asociación General
en Battle Creek no se ha de perpetuar. La institución publicadora