Página 245 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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¿Seremos hallados faltos?
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en dones celestiales, sean reconocidos como el pueblo peculiar de
Dios, celoso en buenas obras.
“Arrepiéntete, y haz las primeras obras”
Las solemnes advertencias que nos han sido dadas por la des-
trucción de instituciones valiosas y útiles, nos dicen: “Recuerda, por
tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras”.
Apocalipsis 2:5
. ¿Por qué no se percibe mejor el estado espiritual
de la iglesia? ¿No están cegados los centinelas que velan sobre los
muros de Sión? ¿No se sienten muchos siervos del Señor despreocu-
pados y satisfechos como si la nube durante el día y la columna de
fuego por la noche descansasen sobre el santuario? Los que ocupan
posiciones de responsabilidad y que aseveran conocer a Dios, ¿no lo
están negando en sus vidas y caracteres? Los que se cuentan entre el
pueblo elegido de Dios, ¿no están ellos satisfechos de una vida que
transcurre sin dar la evidencia de que Dios está verdaderamente en
su medio, para salvarlos de las trampas y los ataques de Satanás?
¿No tendríamos más luz si, en lo pasado, hubiéramos recibido
las advertencias del Señor, si hubiéramos conocido su presencia, y
si nos hubiésemos apartado de todo lo que es contrario a su volun-
tad? Si hubiéramos procedido de este modo, la luz del cielo habría
brillado en el templo de nuestras almas; nos habría hecho capaces
de comprender la verdad y de amar a Dios por encima de todo, y
a nuestro prójimo como a nosotros mismos. ¡Cuán gravemente es
deshonrado Cristo por aquellos que, diciéndose ser cristianos, des-
honran el nombre que llevan al no conformar su vida a su profesión
de fe y al omitir en su trato mutuo el amor y respeto que Dios desea
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ver revelados por medio de palabras amables y actos corteses!
Las potencias infernales están conmovidas por una profunda
intensidad. El resultado es guerra y derramamiento de sangre. La
atmósfera moral está envenenada por actos de una crueldad espanto-
sa. El espíritu de lucha se extiende; abunda en todas partes. Muchas
almas caen bajo el poder de un espíritu de fraude y engaño. Muchos
se alejarán de la fe para seguir a espíritus seductores y a doctrinas
de demonios. No disciernen el espíritu que se ha apoderado de ellos.