Página 255 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Dios en la naturaleza
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manifestaciones. Pero la mente que no está iluminada por el Espíritu
de Dios siempre estará en tinieblas con respecto a su poder. Esta es
la razón por la cual las ideas humanas acerca de la ciencia muy a
menudo contradicen las enseñanzas de la Palabra de Dios.
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La obra de la creación
Nunca podrá la ciencia explicar la obra de la creación. ¿Qué
ciencia puede explicar el misterio de la vida?
La teoría de que Dios no creó la materia cuando sacó al mundo
a la existencia, no tiene fundamento alguno. Al formar el mundo,
Dios no se valió de materia preexistente. Por el contrario, todas las
cosas, materiales y espirituales, comparecieron ante el Señor Jehová
a la orden de su voz y fueron creadas para el propósito de él. Los
cielos y todo su ejército, y todas las cosas que contienen, son no sólo
la obra de sus manos, sino que llegaron a la existencia por el aliento
de su boca.
“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la
palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se
veía”.
Hebreos 11:3
.
“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,
Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca...
Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió”.
Salmos 33:6-9.
Las leyes de la naturaleza
Al espaciarse en las leyes de la materia y de la naturaleza, mu-
chos pierden de vista la intervención continua y directa de Dios,
si es que no la niegan. Expresan la idea de que la naturaleza actúa
independientemente de Dios, teniendo en sí y de por sí sus propios
límites y sus propios poderes con que obrar. Hay en su mente una
marcada distinción entre lo natural y lo sobrenatural. Atribuyen
lo natural a causas comunes, desconectadas del poder de Dios. Se
atribuye poder vital a la materia, y se hace de la naturaleza una divi-
nidad. Se supone que la materia está colocada en ciertas relaciones,
y que se la deja obrar de acuerdo a leyes fijas, en las cuales Dios